martes, 11 de octubre de 2016

Pautas para padres con niños con Retraso Simple del Lenguaje (RSL)


    Un retraso simple del lenguaje es una disfunción que se manifiesta con un desarrollo algo más retardado en lo que a habilidades de lenguaje se refiere, sin que haya ninguna otra causa o trastorno que explique dicho retraso. Es decir, los niños y niñas con retraso del lenguaje serían aquellos que sin que exista ninguna causa patológica evidente, manifiestan un lenguaje cuya comprensión y expresión verbal es inferior a la de otros niños y niñas de su misma edad y etapa del desarrollo.

Características del Retraso Simple del Lenguaje.

  • A nivel fonológico, estos niños y niñas, presentan una tendencia a la reducción del sistema fonológico, presentando un habla dislálica.
  • A nivel morfosintáctico, podría hablarse de un nivel de normalidad evidente en sus emisiones orales.
  • A nivel semántico, su comprensión parece normal, aunque es ligeramente más escasa que en los niños y niñas de su edad.
  • En el ámbito pragmático, el lenguaje es útil y funcional no observándose distorsiones ni dificultades.
  El retraso simple del lenguaje se diferencia de otros trastornos más graves del lenguaje, en que no afecta a todas las áreas, y en que supone únicamente un desarrollo posterior.

    Es importante recordar que para determinar si realmente hay una dificultad en el lenguaje (no neurológica ,ni orgánica), se debe valorar a partir de los 4 años. Antes de esa edad las dificultades están dentro de la evolución  del aprendizaje.
   La relación que mantenga con los padres, así como los estímulos que éstos reciban, son fundamentales. Los niños son selectivos con las rutinas de interacción entre padre-hijo; así aprenderá los turnos de intervención.
  Se comenta que los hijos son el fiel reflejo de sus padres, y así suele ser ya que los pequeños aprenden por imitación. Por eso, es necesario que los padres adopten algunas pautas para ayudar a estimular y facilitar el desarrollo óptimo del lenguaje verbal de su hijo, asegurando así un proceso de adaptación y ajuste al medio.

Pero, ¿qué hacer?:

  1.  Cuando hable con el niño procure situarse de frente, de forma que éste pueda ver sus ojos y su boca.
  2.  Motive al niño para que se interese en la comunicación.
  3.  No insista en que repita para mejorar la pronunciación.
  4.  Sea un buen modelo de lenguaje: hable claro y despacio. Repita enseguida (introduzca la corrección en el contexto de forma natural) y correctamente lo que el niño acaba de decir de forma inadecuada.
  5.  Utilice un lenguaje simple, oraciones cortas y estructuras fáciles de entender.
  6.  Amplíe las oraciones expresadas por el niño por palabras que considere que faltan y que pertenezcan a situaciones habituales.
  7.  Dele tiempo para que se exprese por sí mismo.
  8.  No permitan que otros contesten en su lugar.
  9.  Si el niño repite algunas sílabas al empezar las palabras, procure no prestar atención especial, ni hacer comentarios, suprimiendo incluso las ayudas comprensivas de “hablar más despacio”, “relájate”, “respira”, “vuelve a empezar”, etc.
  10.  Léale cuentos con frecuencia en voz alta.
  11.  Recompense los esfuerzos lingüísticos.

  
Recomendaciones básicas
  1. Crear situaciones comunicativas:
-          Debemos buscar momentos para compartir experiencias,  juegos y todo tipo de actividades que favorezcan la conducta comunicativa del niño.
-          Cuando le bañemos, por ejemplo, podemos ir enseñándole las partes del cuerpo, las prendas de vestir, etc.
-          Los cuentos con imágenes  son muy buenos, intentar incorporar los comentarios del niño a cerca de las imágenes que llamen su atención.

  1. Desarrollar aptitudes de observación:
-          Los padres sois los que más tiempo pasáis con ellos, por tanto seréis vosotros los principales observadores de las conductas de ellos.
-          Importante que tengáis en cuenta cómo es el habla, cuáles son sus maneras de comunicarse, cuándo es más expresivo, o cuáles son sus avances y retrocesos, para detectar posibles dificultades.

  1. Evitar la conducta directiva:
-          Debemos ser flexibles  y evitar imponer al niño en todo momento nuestro criterio.
-          Fomentar la interacción con el resto de su entorno.
-          Respetar ciertos espacios de tiempo en los que el niño se exprese libremente.

  1. Eliminar conductas negativas:
-          Intentar controlar todo tipo de actitud negativa ante el lenguaje del niño.
-          Una situación relajada favorece una emisión más abundante y fluida. Controlar las manifestaciones de ansiedad.
-          Evitar castigos relacionados con el lenguaje.
-          Eliminar las correcciones explícitas, “eso no se dice así, dilo bien”, el niño necesita tiempo para adquirir los fonemas de nuestra lengua y unos son más fáciles que otros.

  1. Ajustar nuestro lenguaje. Aprender a usarlo mejor:
-          Los niños aprenden el lenguaje, escuchando el habla de las personas de su entorno familiar e imitándolo. Por eso se les debe hablar con un lenguaje sencillo y claro.
-          Hablarles más despacio pero sin romper la entonación natural.
-          Pronunciar correctamente sin exagerar ni gritar.
-          Repetir si es necesario o intentar decir los mismo de otra forma con palabras que ellos conozcan.
-          Utilizar gestos naturales para favorecer la comprensión.
-          Devolverle sus enunciados mejorados y añadiéndoles algunas palabras (ej: “mamá toche”; “sí, ese es el coche rojo de mamá…”
-          Saber mantener nuestro interés y garantizar la continuidad de la conversación: ¿si?, ¿por qué?, ¿de verdad?, …

 MALOS HÁBITOS

-Chuparse el dedo: muchas veces ocasionan malformación dentaria, y a veces causan problemas  al hablar.
- Uso del chupete: No debe usarse más allá del año.
- Malos hábitos posturales que afectan a la emisión de la voz.
- Respirar por la boca.



                 

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