El pasado 2 de marzo falleció Theo
Peeters, personaje fundamental que marca un antes y un despues en la compresión del autismo.
Theo Peeters realizó un decálogo destinado a los profesionales del autismo.
1. Sentirse atraído por las diferencias:
Pensamos que ser un “aventurero mental” ayuda a sentirse atraído por lo
desconocido. Hay personas que temen las diferencias, otras se sienten
atraídas y quieren saber más sobre ellas.
2. Tener una imaginación viva.
Es casi imposible comprender lo que significa vivir en un mundo
literal, tener dificultades en ir más allá de la información recibida,
amar sin una intuición social innata. Para poder compartir la mente de
una persona autista, que padece un problema de imaginación, se debe
tener, en compensación, enormes dosis de imaginación.
3. Capacidad para dar sin obtener la acostumbrada gratitud.
Se tiene que ser capaz de dar sin recibir mucho a cambio, y no sentirse
decepcionado por la falta de reciprocidad social. Con la experiencia,
la persona aprenderá a detectar formas alternativas de dar las gracias, y
la gratitud de muchos padres a menudo le compensará con creces.
4. Estar dispuesto a adaptar el propio estilo atural de comunicarse y de relacionarse. El
estilo que se requiere está mas ligado a las necesidades de la persona
con autismo que a nuestro grado espontáneo de comunicación social. Esto
no es fácil de lograr y requiere muchos esfuerzos de adaptación, pero es
importante reflexionar acerca de qué necesidades estamos atendiendo.
5. Tener el valor de “Trabajar sólo en el desierto”.
Especialmente cuando se empiezan a desarrollar servicios específicos en
un área. Hay tan poca gente que comprende el autismo, que un
profesional motivado corre el riesgo de ser criticado en vez de
aplaudido por sus enormes esfuerzos. Los padres han sufrido este tipo de
críticas antes, por ejemplo, cuando escuchas cosas como “todo o que
necesita es disciplina”, ” si fuese mi hijo…”, etc.
6. No estar nunca satisfecho con el nivel de conocimientos propios. Aprender
sobre el autismo y sobre las estrategias educativas mas adecuadas es un
proceso continuo, ya que el conocimiento en ambos campos evoluciona
continuamente. La formación en autismo nunca se acaba y el profesional
que crea que ya la tiene, en verdad “la pierde”.
7. Aceptar el hecho de que cada pequeño avance trae consigo un nuevo problema. La
gente tiene tendencia a abandonar los crucigramas si no pueden
resolverlos. Esto es imposible en el autismo. Una vez que se empieza,
se sabe que el trabajo de “detective” nunca se acaba.
8. Disponer de capacidades pedagógicas y analíticas extraordinarias. El
profesional tiene que avanzar poco a poco y utilizar soportes visuales
de manera individualizada. Hay qye realizar evaluaciones con tanta
frecuencia que uno debe adaptarse constantemente.
9. Estar preparado para trabajar en equipo.
Debido a la necesidad de una aproximación coherente y coordinada, todos
os profesionales deben estar informados de los esfuerzos de los demás,
así como de los niveles de ayuda proporcionados. Esto incluye a los
padres, especialmente cuando el niño es pequeño.
10. Humildad. Uno puede
llegar a ser “experto” en autismo en general, pero los padres son los
expertos sobre su propio hijo y se debe tener en cuenta su experiencia y
conocimiento. En e autismo no se necesitan profesionales que quieran
permanecer en su “pedestal”. Cuando se colabora con los padres es
importante hablar de los éxitos, pero también admitir los fracasos (“por
favor, ayúdeme”). Los padres también tienen que saber que el experto
en autismo no es un Dios del Olimpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario